El veroño no es un invento reciente, ya circulaba de manera informal hace unos años, pero el aumento de los episodios de calor tardío lo ha popularizado. Hoy, el veroño es tanto un fenómeno climático como cultural, porque afecta a cómo vestimos, qué comemos y hasta cómo organizamos el ocio. Es decir, si vas a estar todo el día fuera, ya no vale con ir en tirantes como en agosto, aunque todavía te achicharres durante el día.
El veroño se nota especialmente en el centro y sur peninsular, donde ciudades como Sevilla, Córdoba o Madrid registran máximas por encima de los 30 °C cuando ya debería refrescar. En la costa mediterránea, las playas siguen llenas mucho después del final oficial de la temporada. En cambio, en el norte y el noroeste, el fenómeno es menos acusado: Galicia, Asturias o Cantabria mantienen otoños más tradicionales, con lluvias y temperaturas suaves que rompen antes con el calor. Sin embago, en los últimos años, también en el norte se han visto jornadas veraniegas en pleno octubre. Suele coincidir con otro fenómeno, el veranillo de San Miguel (a finales de septiembre), en plena temporada de los higos miguelinos, de ahí su nombre.
Pero el veroño no solo condiciona el armario —con chaquetas que se ponen y quitan a cada rato— también llega a la mesa. Es tiempo de platos ligeros que aprovechan aún los productos del verano, pero que empiezan a combinarse con ingredientes más propios del otoño. Aquí te dejamos, cinco recetas perfectas para esta temporada híbrida:
1.Ñoquis con calabaza y queso de cabra: una combinación perfecta, nada pesada y con un toque otoñal gracias a la calabaza asada.
2. Hummus de remolacha: refrescante como el clásico, pero con un guiño otoñal en el color y sabor.
3. Risotto de setas silvestres: Reconfortante y un homenaje a otro gran clásico del otoño, las setas.
4. Ensalada de higos, mozarella y jamón ibérico: un bocado rápido que aprovecha la fruta de final de verano y principio de otoño, los higos.
5. Caballa con ensalada de uvas encurtidas: juego entre lo veraniego de la parrilla y de un pescado también de temporada y lo otoñal de la fruta. Delicioso.
El veroño ha llegado para quedarse, al menos como palabra y como sensación compartida. Entre el cambio climático y la cultura popular, este “segundo verano” alarga las terrazas, retrasa las bufandas y nos invita a reinventar la cocina y la vida entre dos estaciones.